ME EXTRANJERO
Parecían ser las 7 de la noche Paul aún no
lo tenía muy claro, acababa de bajar de un vuelo de horas; lo que si estaba fijo en su mente era el hecho de que acababa de llegar a Colombia, más
específicamente a Bogotá. Su espíritu aventurero lo motivaba a vivir esta nueva
historia.
De Colombia no sabía mucho, más allá de su imaginario sobre un país en el que se consume
buena droga, la gente parece estar loca y, según sus amigos, siempre hay que
estar prevenido en caso de robo.
Fuente: tonterías.com |
Llegar a
la 26 y encontrarse con un aeropuerto vuelto pedazos y no saber cómo dirigirse
al lugar que sería su hogar durante los siguientes 2 meses no era algo que le
preocupara, así que decidió coger un bus que decía según su perfecto español: “CHA
- PI –NE –RRO.
Al
abordar el bus se le vino a la mente el hecho de que en Bogotá hay que estar
prevenido en caso de robo, se imaginaba escenas de cómo roban a la gente algo
así como: “Hands up, This is an assault”. Escena que en el contexto colombiano
sería algo así como: “Arriba las manos, bájese de lo que tiene”.
Se sentó
al lado de una señora que… no parecía tener ninguna importancia,
salvo por la historia que le contaría, al cabo de unos minutos empezaron a
hablar, ella era profesora de una universidad.
Con el poco
español que tenía Paul, le preguntó a aquella profe el tema de los
asaltos y cómo ella como colombiana lo asumía. Ella se echó a reír cuando Paul
le contó la escena peliculesca que se había montado sobre el posible robo a
mano armada que había imaginado minutos antes en el bus en el que iban.
Le
explicó que los robos de esa descripción no es algo muy común, que Colombia es
un país que va más allá de la gente loca que no se entiende, que se trata más
bien de salir adelante y no regalar horas enteras de la vida a sucesos que no
valen la pena, que ella ha escuchado casos como el que le describía el gringo
(que no era gringo, sino australiano).
Casualmente,
le contó un hecho que nunca en su vida le había pasado. Se trataba de la nueva
modalidad de robo o intento que ronda por estos días en Bogotá. Resulta
que hacía una semana cuando salía de una reunión laboral, se montó en un
bus en la 26 con U. Nacional, y camino a su casa se sentó al lado de un
muchacho de unos 27 años.
Él comenzó
a hablarle, le dijo que era caleño, que no
conocía la ciudad, que tenía que dirigirse al centro y no sabía cómo llegar.
Ella con su instinto de madre le explicaba cómo llegar y le enfatizaba en que
tuviera cuidado porque:“eso por allá en el centro era muy peligroso”.
Al cabo
de unos minutos, el muchacho le dijo que en realidad él no era de Cali y que
los compañeros con quien se subió al bus estaban “asaltando discretamente” a
los demás pasajeros.
-Mire señora usted
me cayó como bien, muéstreme qué tiene en el bolso.
Al revisar
se dio cuenta de que no llevaba pertenencias importantes y que solo contaba con
$5.000 y un celular que no valía la pena.
- ¡Ay no! más bien haga lo
siguiente: no mire para atrás ni a los otros pasajeros, haga de cuenta como si
la hubiera robado de verdad, usted me cayó bien, pero cuídese de gente como yo.
Paul al escuchar la historia de la profe quedó impresionado y con
ganas de saber más de las condiciones y de la realidad de un colombiano. En su
mente sería un revuelto de gente como la profe: generosa, honesta y trabajadora
y gente como el caleño: están en la juega.
Se encontraba en la 56 con CHA – PI – NE – RRO. Se bajó del bus y al ver a su amigo Nick que sería nuevamente su cómplice de aventuras esta vez en Colombia, se dirigieron al apartamento.
Mientras le contaba dos situaciones que le habían llamado la
atención en el autobús. La primera era que cuando un pasajero se subió al bus,
pagó su tiquete y luego le preguntó al conductor que: “las vueltas”. Paul se
preguntaba ¿pero cuáles vueltas? ¿Será que el
señor se pondrá a girar en su eje? ¿Será que
el bus empezará a dar muchas vueltas? ¿A qué se
referirá con eso de “las vueltas”? ¿Qué
sentido tiene eso de “las vueltas"?
Al cabo de 30 segundos comprendió que “las
vueltas” dícese del cambio en efectivo del pasaje pagado. Nick al escuchar ese
episodio solo se reía exageradamente de la situación.
El segundo asunto era la historia de la profe, le contaba a Nick
la reflexión a la que había llegado y era precisamente el hecho de cómo ahora
tan civilizadamente robaban a la gente.
Al llegar al apartamento, Nick le presentó al que sería su parche
de los siguientes meses se trataba de Malcolm, Mike, Ellie y Catalina. Catalina
era la chica que le había llamado la atención; justamente ese era otro de los
propósitos de conocer la real Colombia y su cuota femenina. Paul solo pensaba
en que ella tendría que ser su acompañante en
sus viajes por Bogotá y por que no, por el país.